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Diorama de la almadraba y «de bou». Agustín Chicón Gómez

¿Qué es un diorama? 

Popularmente podemos conocer los dioramas como sinónimo de «maqueta» y también de «miniaturas». Concretamente, se trata de escenas modeladas de forma tridimensional donde se representa un tema concreto, ya sea un paisaje o un acontecimiento, con figuras humanas/animales reales o ficticias (Insley 2008). La función de los dioramas está estrechamente ligada a usos museísticos y didácticos, puesto que actúan como un tipo de expositor o lienzo explicativo donde se resumen y concentran las características de un tema, personajes de una región, etc. Tienen su origen a mediados del siglo XX en EE. UU.,  concretamente en los museos regionales norteamericanos, pero a lo largo del siglo XX y XXI su uso se ha extrapolado al resto mundo y, hoy en día, es frecuente encontrarlos expuestos en los museos regionales de carácter etnográfico y marítimo. 

Descripción general

La investigación empieza con el estudio de dos dioramas que construyó Agustín Chicón Gómez para la Cofradía de Pescadores de Palma durante la década de los años ochenta del siglo XX. En estas piezas encontramos representadas dos técnicas de pesca diferentes. En el primero, se reproduce el arte de pesca de la Almadraba en una maqueta de grandes dimensiones construida en 1982. El segundo diorama, de dimensiones también notables, hecho en 1986, representa un arte de pesca de bou. Ambas piezas y sus varios elementos (figuras, fondo marino y aparatos de pesca) están hechos a mano con cuerda, madera, metal, pintura y plomo.

Biografía de las piezas

Agustín Chicón fabricó el primer diorama en las antiguas dependencias de la Cofradía de Pescadores de Palma, situadas en las oficinas de la Llotja de Palma. En el proceso de creación del diorama participó, de forma puntual, su sobrino y maestro xarxer Juan Chicón. El segundo diorama también se fabricó en estas oficinas y lo hizo de forma individual Agustín.

Hasta mediados de los años 90, los dioramas se exhibieron a las oficinas de la cofradía. Posteriormente, las piezas se trasladaron a un nuevo local, situado en la calle de San Magí, en el barrio de Santa Catalina. En este nuevo espacio, se depositaron en un almacén y permanecieron hasta principios del siglo XX. Es en este momento, cuando la familia de Agustín emprende un proceso de recuperación, reparación y reubicación de los dioramas, que se trasladan al Centro de Salvamento Marítimo, donde se encuentran actualmente bajo la tutela de Miquel Chicón, uno de los hijos del autor. 

Interpretación sociohistórica

Desde una dimensión sociohistórica, la temática de las dos piezas nos permite hablar del sector pesquero y, concretamente, conectarlo con los cambios que se produjeron en la comunidad pesquera durante el último tercio del siglo XX. Por un lado, el primer diorama representa la almadraba, una compleja técnica de pesca tradicional profundamente arraigada al imaginario de los pescadores a causa de la importancia sociohistórica que tiene y, también, por los valores que representa. Dentro de las variantes que podemos encontrar sobre esta técnica, Agustín optó para representar un modelo concreto característico de la costa almeriense, la conocida como la Almadraba de Monteleva. Al contrario que sus predecesoras, esta técnica se caracteriza para utilizar redes fijas y un método de pesca selectivo y pasivo con la cual se disminuía el esfuerzo pesquero y permitía una mayor autonomía a los pescadores en la hora de hacer las capturas (García Vargas y Florido del Corral 2014). En este sentido, Chicón representa una versión moderna de la almadraba, en un contexto en el cual esta técnica milenaria empezaba a experimentar una progresiva desaparición (Florido del Corral 2005). Por lo tanto, la elección de esta pieza es resultado de una mirada nostálgica desde el presente del autor en que reivindica el pasado de las comunidades pesqueras y de las técnicas que empleaban.

Más allá de esta mirada nostálgica proyectada en la almadraba, Agustín también representó una técnica de pesca que estaba plenamente vigente en el momento en que la representaba en los dioramas de los años 80, como es la pesca de bou. Si bien hablamos de una técnica de arrastre que practicaba casi toda la comunidad pesquera mallorquina (especialmente a la zona de Alcúdia y Palma) desde finales de siglo XIX, la evolución de esta técnica estuvo estrechamente conectada con la modernización del sector pesquero balear. Esta modernización empezó con la motorización de las embarcaciones de pesca de bou en los años 20, pero el impulso definitivo se produjo a partir de los años 70 con la Ley de renovación y modernización de la flota pesquera del 1961 (Velasco 1992).

Con estos dos dioramas, podemos observar que se establece un diálogo entre dos prácticas pesqueras y dos maneras de aproximarse a la historia y la memoria de los pescadores. Por un lado, una práctica pesquera tradicional y poco mecanizada como la almadraba y, de la otra, un tipo de pesca más mecanizada y representativa de la modernización del sector, del modelo vigente. Sin embargo, ambas piezas tienen un elemento en común: la importancia que tienen las técnicas de pesca (y, dentro de estas, las redes) para la comunidad pesquera en general y para el autor de las obras, en particular. Estos intangibles asociados a las técnicas de pesca, a la modernidad y la tradición, hacen que nos planteamos el rol activo que tuvieron estos dos dioramas en la construcción de la identidad de los pescadores.

El rol identitario y simbólico comentado vinculado con los dioramas y las técnicas de pesca que representan se hace posible gracias a un proceso de miniaturización (Davy y Dixon 2021). Este cambio de escala posibilita la materialización de las técnicas de pesca y su traslación del mar a la tierra, del lugar en el cual los pescadores desarrollan su actividad, a las oficinas de la cofradía de pescadores. Es gracias a su menor escala y sus características físicas que los dos dioramas pueden exhibirse y verse en este espacio como una representación simbólica de las técnicas de pesca. Hablamos de un espacio trascendente, desde el punto de vista sociopolítico, puesto que las oficinas de la cofradía eran el lugar de encuentro entre los pescadores y otros miembros de la comunidad marítima, como las autoridades políticas y algunos segmentos de la sociedad. Desde el punto de vista sociohistórico, la Cofradía de Pescadores de Sant Pere de Palma es un lugar representativo tradicionalmente de la comunidad de los pescadores además de una de las cofradías más importantes de Mallorca histórica y económicamente, puesto que fue la primera que se fundó en el siglo XIV (Massutí 2004).  

Podemos concluir que estas dos piezas fueron elementos activos y aliadas de los pescadores en la hora de generar su propia identidad y de reivindicarse como comunidad ante el resto de la sociedad. Una identidad que se construye a partir de un elemento propio, la representación de las técnicas pesqueras, pero en la cual también participan otros elementos simbólicos, como es el propio edificio de la cofradía donde se exhibían los dos dioramas. Toda esta reflexión pone de relevo el importante valor social que tenían estas piezas y justifican la incorporación a la colección del Museu Marítim de Mallorca.


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