ES

Herramientas de calafate. Colección Antoni Munar Colom

¿Qué es el oficio de calafate?

El oficio de calafate es un arte milenario con una gran tradición en la zona del Mediterráneo. En términos generales, el trabajo del calafate consiste en garantizar la estanqueidad de una embarcación utilizando para ello métodos artesanales. En este sentido, este oficio se ha basado tradicionalmente en una relación respetuosa con su principal herramienta de trabajo, la madera, ya que a través de este elemento se ha desarrollado un sistema de trabajo sostenible en términos materiales, económicos y sociales. A diferencia del carpintero de ribera, el calafate no ha necesitado de una gran infraestructura para llevar a cabo su trabajo. De hecho, es interesante ver que las herramientas que utilizan este colectivo se han caracterizado por una aparente sencillez y minimalismo, así como también por el valor que tienen como conjunto. Aunque hablamos de un arte con siglos de historia y estrechamente vinculado a la cultura marítima de nuestra isla, hoy son pocas las personas que continúan dedicándose a este oficio de forma artesanal.

Biografía de vida
Las herramientas de calafate que hoy integran parte de la colección del Museo Marítimo de Mallorca han pertenecido al antiguo carpintero de ribera y calafate Antoni Josep Munar Reus (1963), hijo también del reconocido carpintero de ribera y pescador Antoni Munar Colom (1931), más conocido como Boliquet. Hablamos de un conjunto de herramientas utilizadas tradicionalmente para calafatear y que Antoni J. Munar Colom usó en muchas ocasionas para trabajar con su padre en el antiguo astillero situado en el tradicional barrio pesquero del Molinar. Este conjunto de piezas está formado por las siguientes herramientas: dos mazas, un juego completo de hierros o parejas de calafate (nueve en total), una cesta de esparto como atrezzo y el resto de una bobina de estopa que usaron para calafatear la obra viva del llaüt «Grumete». Las piezas forman parte de la «Colección Antoni Munar Colom», que Antoni J. Munar ha confeccionado con mucho respeto a partir de las 684 herramientas de trabajo heredadas de su padre y de dos grandes maestros más: Antoni Llonch Vich (1884–1963) y Miquel Mestre Lliteres Ramis (1926-2017). En esta colección vemos proyectado un alto valor patrimonial, puesto que todas las piezas representan la obra de vida de cada maestro. Asimismo, observamos que la colección destaca por un importante valor emocional que va más allá del legado familiar. En este sentido, el conjunto de piezas representa toda una herencia de conocimientos que los tres maestros fueron transmitiendo a lo largo de las generaciones a través de su cultura material. Por esta razón, entendemos que cada una de las piezas simboliza el esfuerzo de los tres profesionales por mantener y consolidar una tradición marítima vinculada a sus oficios artesanales. En origen, el conjunto de herramientas de calafate perteneció al maestro Miquel Lliteres Ramis. Según comenta Antoni J. Munar, el maestro Miquel fue uno de los calafates más importantes de la isla reconocido por aplicar un gran manejo de la técnica en cada uno de sus encargos. Al respecto, sus proyectos fueron valorados positivamente entre la comunidad marítima, quienes destacaron la habilidad del calafate a la hora de desarrollar una elevada capacidad de adaptación y de resolución. En este sentido, las herramientas materializan la pasión que sentía Miquel Lliteres por un arte que llevó a cabo a lo largo de su vida y que le consolidó como Maestro Calafate: «quan no es trobava ningú per aturar una via d’aigua persistent acudien al mestre Miquelet» (entrevista Antoni J. Munar, 09 de abril de 2021). Además, el maestro trabajó de forma conjunta con el padre de Antoni J. Munar, el reconocido carpintero de ribera Antoni Munar Colom. Cabe destacar que ambos profesionales mantuvieron una gran amistad a lo largo de los años. Con el paso del tiempo, el maestro Miquel decidió ceder sus herramientas a su aprendiz Antoni J. Munar, quien hacía años que aprendía el oficio de calafate paralelamente al de carpintero de ribera. «tan bò ja va veure que havia superat la fase inicial com a mosset, doncs de forma cerimoniosa me va regalar les eines. Imagina’t quina càrrega emocional. Em vaig sentir molt orgullós» (entrevista Antoni J. Munar, 09 d’abril de 2021). Con esta herencia, Antoni J. Munar se dedicó a calafatear y a reconstruir embarcaciones de madera junto a su padre durante aproximadamente 25 años. Una vez dejó de dedicarse a ambos oficios, las piezas pasaron a formar parte de su colección. Al respecto, cabe destacar que hablamos de un conjunto de herramientas que podrían llegar a tener entre 70 y 80 años.

Interpretación sociohistórica

  1. Herencia y tradición

Si analizamos la dimensión social de las piezas observamos que ésta no se desvincula de su vertiente biográfica. Cómo hemos podido constatar, las herramientas de calafate actúan, a través de su carácter hereditario, como una forma de consolidar los conocimientos del maestro asimilados por el aprendiz, garantizando de este modo, su profesionalización. En este contexto ceremonioso que Antoni J. Munar califica de «ritual», vemos cómo las herramientas forman una alianza activa entre el maestro y el aprendiz a la hora de perpetuar una tradición anclada en el mar y a la madera. A partir de esta vinculación observamos cómo se hace visible el carácter vocacional del oficio: «de petitó la drassana era el meu parc infantil d’aventures, jo jugava entre les quadernes d’una barca que el meu pare treballava i sentia l’oloreta que fa la fusta quan la raspes, de l’estopa, el roure i el pi» (entrevista Antoni J. Munar, 09 d’abril de 2021). Como objetos de aprendizaje, las herramientas de calafate también funcionan como un elemento activo en la asimilación de un saber técnico y de unos valores culturales asociados a determinadas creencias y tradiciones del oficio (Oliver y Tomàs 2020).

  1. Formas de colaboración y de cooperación

En paralelo a este carácter hereditario, el estudio de las piezas ha visibilizado las complejas relaciones de colaboración y de productividad que se han dado dando tradicionalmente entre el oficio de calafate y el de carpintero de ribera. En términos generales, ambas artes han compartido a lo largo del tiempo un mismo sector económico, como es el de la construcción naval, generándose con ello diferentes estrategias socioeconómicas basadas en la cooperación. Una de las más destacables tiene que ver con los problemas derivados de la piratería (p.ej. los raptos y saqueos) y que afectaron especialmente a aquellos oficios cuyos trabajos se situaban en primera línea de la costa. El hecho de compartir una misma situación de vulnerabilidad provocó que los colectivos de calafates y de carpinteros de ribera desarrollaran acciones de resiliencia colectiva. Entre ellas destacamos la redacción de ordenanzas conjuntas ideadas con el objetivo de crear un fondo común para la redención de cautivos (Chamorro 2019). Los carpinteros de ribera y los calafates solían compartir un mismo espacio productivo que se situaba generalmente en un astillero donde se llevaba a cabo un trabajo complementario, pero diferenciado uno del otro «són dos oficis que es complementen i que resulten indissociables. Per això alguns artesans dominen ambdues disciplines» (Munar et al. 2010). Mientras que el trabajo del carpintero de ribera aglutinaba los conocimientos relativos a la construcción y reparación de una embarcación, el calafate se encargaba de garantizar su estanqueidad. Concretamente, se trata de un proceso dividido en varias etapas que empieza con «tapar amb estopa els coments de les posts o taules dels vaixells i de les embarcacions menors de fusta i cobrir-los amb una capa de brea» (Diccionari etimològic i complementari de la llengua catalana). En algunos casos, esta forma de trabajo conjunta ha dado lugar a una estructura gremial basada en la solidaridad (Chamorro 2019). Con el paso del tiempo, esta organización complementaria del trabajo ha derivado en una unificación de los oficios. Actualmente podemos ver que, en la mayoría de los casos, los carpinteros de ribera son las personas encargadas de calafatear las embarcaciones en sus talleres. En este sentido, los conocimientos vinculados con el arte de calafatear se han ido incorporando dentro del sistema de aprendizaje del carpintero de ribera siendo reproducidos por sus aprendices durante las fases iniciales en la instrucción del oficio (Oliver y Tomàs 2020). El elevado grado de asimilación que se ha generado alrededor del calafate por parte del carpintero de ribera ha provocado que a, día de hoy, se tenga una percepción unitaria de ambas artes. Esta reorientación de los oficios responde mayoritariamente a una estrategia de adaptación por parte del carpintero de ribera frente a una situación económicamente poco sostenible derivada del cambio de modelo socioeconómico del sector náutico-pesquero (Badias 2006). Con la sustitución de la madera, la tecnificación y descenso del número de embarcaciones tradicionales, los carpinteros de ribera se han visto obligados rentabilizar su trabajo incorporando para ello prácticas que no habían realizado tradicionalmente como, por ejemplo, garantizar la estanquidad de una embarcación. En este sentido, el análisis social de este conjunto de herramientas de calafate nos permite valorar no sólo la importancia sociohistórica de este oficio, sino también hacer visible sus actuales reivindicaciones. Hoy en día, los pocos calafates que trabajan en la isla tienen una doble lucha: la defensa de una tradición separada pero complementaria de la del carpintero de ribera y la salvaguardia de sus métodos tradicionales frente a los nuevos sistemas de impermeabilización, generalmente poco sostenibles. Para concluir, podemos ver cómo el estudio de estas herramientas nos ha permitido entender la importancia que han tenido tradicionalmente los vínculos sociales entre ambos oficios a la hora de desarrollar diferentes estrategias de cooperación y resiliencia. Al mismo tiempo, a partir del análisis de las piezas se ha querido visibilizar las principales problemáticas que han de afrontar actualmente los calafates. En este sentido, desde el Museo Marítimo de Mallorca consideramos importante la necesidad de establecer una reflexión alrededor de los caminos que tiene que tomar este colectivo para defender y perpetuar su tradición. Al respeto, hemos querido empezar por reivindicar el valor patrimonial de sus herramientas de trabajo-representadas en la colección de Antoni Munar Colom-y hacer visible su importancia dentro del conjunto de artes artesanales vinculadas al mar.


Información relacionada